No. No os equivoquéis. No voy a hablar de lo mal que va nuestro país; de la
mierda de clase política que tenemos; de la corrupción que nos rodea como un
virus para el que no parece haber cura; o de las tomaduras de pelo a un pueblo
al que, cada vez, están tratando de hacer más analfabeto y manejable
'premiándole' con unos sistemas educativos que son como para vomitar encima de
ellos (y de los sistemas también).
No.
El rollo va de superhéroes.
Y tampoco de los de verdad. De los que sacrifican su tiempo y sus energías para salvar vidas en aquellos lugares donde hacen falta ( me estoy acordando ahora mismo de la tragedia de Nepal); o de los padres y madres que, con un sueldo (en el mejor de los casos) que sonrojaría a un muerto, son capaces de sacar adelante a una familia de más de dos hijos.
No. De esas cosas hablaré en otro momento, o a lo mejor nunca, según me apetezca.
Para los que no me conocéis de nada, o de muy poco, os confieso sin ningún pudor ni vergüenza, que soy uno de esos miembros orgullosos del club de los frikis, o freaks, que queda mucho más cool, en estos tiempos en que hemos pasado a creer que, decir cuatro palabros sueltos en inglés, es signo de modernidad (qué daño han hecho los 40 principales).
Además me considero un friki de los honestos. De los que, si se compran una camiseta con un logo-dibujo-anagrama-símbolo de algun personaje-serie-película famosos, se saben la historia casi completa (o al menos me molesto en buscarla) que hay detrás de ellos. Chicos y chicas que lleváis esas super camisetas de los Ramones, ¿sabéis todos el nombre de algún miembro de ese grupo punk de los años 70?
Y por eso mismo, en ocasiones, se me puede tachar de muy picajoso con estos temas, pero hay cosas por las que no paso, porque no puedo y porque no me da la gana. Y una de esas cosas es la aberración que están haciendo con la futura nueva película (si es que se puede llamar así) de los Cuatro Fantásticos.
La elección del actor que interpreta a la Antorcha Humana o la aparente incapacidad de llevar a la pantalla de forma digna a uno de los mejores villanos del universo Marvel, deberían bastar como ejemplos, más que elocuentes, de lo que estoy diciendo.
Desde aquel histórico mes de Noviembre de 1961, en el que los míticos Stan Lee y Jack Kirby dieron vida al denominado, desde sus comienzos, como el 'más grande comic de todos los tiempos', la Antorcha Humana se concibió como el hermano menor de la Chica Invisible, ambos de raza caucásica (o sea, blancos) y rubios. Y no hay ningún conflicto de tipo racista en ese concepto. Fueron creados así y punto.
De hecho, existen en la propia Marvel, multitud de ejemplos de personajes de raza negra (Pantera Negra, Power Man, Capa, Mancha Solar,…) que si se hiciera película sobre ellos y se contratase a actores blancos, me indignaría exactamente lo mismo.
Entonces, ¿por qué una Antorcha negra? ¿Qué ocurre con sus lazos familiares con la, entonces, Chica Invisible? ¿Qué pasa con todo el maldito respeto a la creación de Lee-Kirby?
Por otro lado, está el tema del Dr. Muerte.
Bajo mi limitado punto de vista, no creo que sea tan difícil presentar en pantalla un malo con máscara y armadura que sólo con su presencia sea capaz de hacer que uno se lo haga en los pantalones. Ya se hizo una vez, ¿alguien recuerda a un tal Darth Vader?
Pues no. Es mejor hacer un mono de feria ‘pseudotecnomalote’, que lo único que da es risa y pena.
Y el problema de base de todo esto, para mí, está claro. El que no sabe de lo que habla está condenado a decir tonterías, y eso es lo que pasa con quien posee los derechos cinematográficos de estos mitos del comic. La todopoderosa Fox.
El tenerla más grande (la chequera) no da derecho a maltratar un comic que tiene más de 50 años y, muchísimo menos, a burlarse de todas las generaciones ansiosas por ver cobrar vida a los personajes con los que crecieron y se emocionaron.
Por eso afirmo que, vaya mierda cuando el dinero toma el poder.
Porque hace que los hijos tengan que estar en casa de unos padres putativos que no saben ni cómo son ni les importa.
Porque hace que esos padres bastardos no tengan el suficiente coraje para admitir sin tapujos: no sabemos hacerlo, nos estamos equivocando de cabo a rabo, vamos a devolvérselos a sus padres biológicos, que son los que les conocen bien, donde estarán mucho mejor cuidados y serán mejor tratados.
Porque hace que, incluso en un tema tan intrascendente y banal, como este sobre el que me ha dado por escribir hoy, existan enfados, desigualdades, injusticias y gente que, al final, no es feliz.
Y aquí, amigos míos, hemos venido TODOS a ser felices, le pese a quien le pese.
Nuff said!!
No.
El rollo va de superhéroes.
Y tampoco de los de verdad. De los que sacrifican su tiempo y sus energías para salvar vidas en aquellos lugares donde hacen falta ( me estoy acordando ahora mismo de la tragedia de Nepal); o de los padres y madres que, con un sueldo (en el mejor de los casos) que sonrojaría a un muerto, son capaces de sacar adelante a una familia de más de dos hijos.
No. De esas cosas hablaré en otro momento, o a lo mejor nunca, según me apetezca.
Para los que no me conocéis de nada, o de muy poco, os confieso sin ningún pudor ni vergüenza, que soy uno de esos miembros orgullosos del club de los frikis, o freaks, que queda mucho más cool, en estos tiempos en que hemos pasado a creer que, decir cuatro palabros sueltos en inglés, es signo de modernidad (qué daño han hecho los 40 principales).
Además me considero un friki de los honestos. De los que, si se compran una camiseta con un logo-dibujo-anagrama-símbolo de algun personaje-serie-película famosos, se saben la historia casi completa (o al menos me molesto en buscarla) que hay detrás de ellos. Chicos y chicas que lleváis esas super camisetas de los Ramones, ¿sabéis todos el nombre de algún miembro de ese grupo punk de los años 70?
Y por eso mismo, en ocasiones, se me puede tachar de muy picajoso con estos temas, pero hay cosas por las que no paso, porque no puedo y porque no me da la gana. Y una de esas cosas es la aberración que están haciendo con la futura nueva película (si es que se puede llamar así) de los Cuatro Fantásticos.
La elección del actor que interpreta a la Antorcha Humana o la aparente incapacidad de llevar a la pantalla de forma digna a uno de los mejores villanos del universo Marvel, deberían bastar como ejemplos, más que elocuentes, de lo que estoy diciendo.
Desde aquel histórico mes de Noviembre de 1961, en el que los míticos Stan Lee y Jack Kirby dieron vida al denominado, desde sus comienzos, como el 'más grande comic de todos los tiempos', la Antorcha Humana se concibió como el hermano menor de la Chica Invisible, ambos de raza caucásica (o sea, blancos) y rubios. Y no hay ningún conflicto de tipo racista en ese concepto. Fueron creados así y punto.
De hecho, existen en la propia Marvel, multitud de ejemplos de personajes de raza negra (Pantera Negra, Power Man, Capa, Mancha Solar,…) que si se hiciera película sobre ellos y se contratase a actores blancos, me indignaría exactamente lo mismo.
Entonces, ¿por qué una Antorcha negra? ¿Qué ocurre con sus lazos familiares con la, entonces, Chica Invisible? ¿Qué pasa con todo el maldito respeto a la creación de Lee-Kirby?
Por otro lado, está el tema del Dr. Muerte.
Bajo mi limitado punto de vista, no creo que sea tan difícil presentar en pantalla un malo con máscara y armadura que sólo con su presencia sea capaz de hacer que uno se lo haga en los pantalones. Ya se hizo una vez, ¿alguien recuerda a un tal Darth Vader?
Pues no. Es mejor hacer un mono de feria ‘pseudotecnomalote’, que lo único que da es risa y pena.
Y el problema de base de todo esto, para mí, está claro. El que no sabe de lo que habla está condenado a decir tonterías, y eso es lo que pasa con quien posee los derechos cinematográficos de estos mitos del comic. La todopoderosa Fox.
El tenerla más grande (la chequera) no da derecho a maltratar un comic que tiene más de 50 años y, muchísimo menos, a burlarse de todas las generaciones ansiosas por ver cobrar vida a los personajes con los que crecieron y se emocionaron.
Por eso afirmo que, vaya mierda cuando el dinero toma el poder.
Porque hace que los hijos tengan que estar en casa de unos padres putativos que no saben ni cómo son ni les importa.
Porque hace que esos padres bastardos no tengan el suficiente coraje para admitir sin tapujos: no sabemos hacerlo, nos estamos equivocando de cabo a rabo, vamos a devolvérselos a sus padres biológicos, que son los que les conocen bien, donde estarán mucho mejor cuidados y serán mejor tratados.
Porque hace que, incluso en un tema tan intrascendente y banal, como este sobre el que me ha dado por escribir hoy, existan enfados, desigualdades, injusticias y gente que, al final, no es feliz.
Y aquí, amigos míos, hemos venido TODOS a ser felices, le pese a quien le pese.
Nuff said!!
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